We're just two lost souls swimming in a fish bowl, year after year.
Running over the same old ground, what have we found? The same old fears. Wish you were here.


martes, 4 de septiembre de 2012

Laberinto sin salida

El aire pesado del laberinto seguía llenando mis pulmones de oxígeno arenoso.
No estaba sola. Había muchas personas como yo, desesperadas, que buscaban la salida oculta recorriendo aquellos pasillos interminables.
Yo seguía sin encontrarla, aunque no había perdido la esperanza. Hasta ese momento. Llevaba demasiado tiempo allí encerrada y no había nada que distrajera mi mente de la única idea que me roía los huesos: escapar. Tenía que escapar, tenía que salir de allí o acabaría perdiendo la cabeza.
Mis acompañantes eran silenciosos y, por mucho que algunos de ellos se esforzaran por mantenerme entretenida, mi agobio aumentaba con cada palabra vacía que pronunciaban. No todos conocían mi secreto, pues estaban demasiado ocupados solucionando sus propios problemas como para preguntar por los ajenos.

Hacía días que notaba que me faltaba el aire. Me ahogaba. Sentía que los pasillos se estrechaban a mi paso.
Mi cuerpo pesaba tanto que me costaba mantenerme en pie y cada paso que daba, cada recodo que giraba para encontrarme con más muro gris, me agotaba inexplicablemente.
Al final, mi cuerpo pesaba tanto que me rendí y tuve que arrastrarme por el suelo para desplazarme, como la mayoría de los presos.
Cuando noté que estaba muriendo me giré con mucho esfuerzo y me coloqué boca arriba.
Las estrellas parpadeaban en lo alto, recordándonos que había un mundo exterior, un mundo más fácil. No sé qué fue lo que pasó, pero volví a respirar; eso sí, cada vez me resultaba más difícil.
Fue entonces cuando decidí que estaba harta de buscar una salida que se empeñaba en rehuirme. Sólo se mostraría a quien esperara lo suficiente y aprendiera en aquel laberinto lo que necesitaba saber. Siempre he sido muy impaciente y no podía soportar la idea de esperar ni un rato más en aquella jaula gigante.
Cualquier cosa era mejor que masticar ese vacío insípido. 
Tardé varios minutos, pero conseguí ponerme de rodillas. De la nada apreció una tiza negra y me acerqué como pude a la pared más cercana. Dibujé una puerta en ella.
Sabía que aquélla no era mi salida, sabía que quizá las consecuencias de mi impaciencia serían peores que la larga espera en la quietud de los pasillos, pero sentía que no podía más.
Dudaba de si sería capaz de hacerlo cuando volví a quedarme sin aire.
Tras conseguir levantarme, respiré hondo y mis costillas se quejaron, e imaginé fugazmente mi cuerpo deshecho y ensangrentado en el suelo antes de lanzarme contra el muro con los ojos cerrados y riendo como una loca.
Ahora no consigo explicarme cómo fui capaz de creer que sería posible cruzar la pared de ladrillos grises sin herirme. Aquella salida lo significaba todo para mí, era lo que necesitaba, lo que más ansiaba. Aquella puerta falsa era otro producto de un delirio de desesperación... Y autodestrucción.

Canción de hoy: Arctic Monkeys- The Jeweller´s hands

2 comentarios:

  1. Impaciencia mala compañera si lo que quieres encontrar es algo que merezca la pena y dure lo suficiente para ser imborrable...
    Me gusto mucho tu entrada y el estilo de tu blog, esta claro que a partir de hoy me veras mucho por aquí ;)

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  2. No sé porque más o menos por la mitad del relato he pensado que los personajes serían cobayas en un laboratorio científico, pero cuando he leído que dibujaba una puerta con una tiza, he dicho "pues va a ser que no..." xD

    Me ha gustado. Creo que me identifico con la protagonista: demasiado impaciente...

    ¡Un beso! :)
    Posdata: ¡Muchas, muchas gracias por ponerme en tu lista de blogs! ^^

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